Nadie de la familia se alegrará tanto de que regreses a casa como tu perro, nadie. Da lo mismo que sea un par de horas que 30 días, tu mascota enloquecerá cuando te vea. Saltará, rodará y se abalanzará sobre ti, mientras ladra, gime y lloriquea tremendamente emocionado. Y es que el amor que los perros sienten por sus humanos no tienen comparación con ningún otro animal.
Pero, te has preguntado alguna vez ¿por qué tu perro reacciona así cuando te ve?
Si siempre has sentido curiosidad al respecto, estás de suerte, porque los psicólogos caninos y la ciencia han estudiado este comportamiento y por fin parecen tener la respuesta.
Descubre con nosotros el motivo de esta conducta tan encantadora y desproporcionada.
Como un niño de dos años.
Hace tiempo que los estudios psicológicos determinaron que un perro adulto posee una inteligencia emocional propia de un niño de 2 años: pueden recordar personas y lugares, y son capaces de sentir miedo, alegría, tristeza, ira y envidia.
Sin embargo, igual que los niños de dos años no pueden ir más allá de sus emociones ni razonar sobre ellas. Es decir sienten, pero no son capaces de cuestionarse nada más sobre esos sentimiento y emociones.
También sabemos que los perros, al igual que los humanos y otras especies son animales sociales que se organizan formando manadas con cierta jerarquía social.
Aunque perros y hombres son especies distintas, los estudios demuestran que años de evolución conjunta han hecho que nos perciban como parte de su manada, formando el grupo y la jerarquía con todos los miembros de la familia.
Las manadas caninas funcionan como un todo, aunque cada individuo tiene su propio rol, el grupo siempre se mueve en la misma dirección como uno solo. Eso significa que cazan juntos, comen juntos, juegan juntos, y duermen juntos.
No obstante, no es un grupo cerrado y si algún miembro siente la necesidad de separarse e ir por su cuenta, el resto lo acepta como algo natural.
Por último, es importante señalar que los perros, al igual que los niños de 2 años, no entienden la temporalidad. Es decir, viven el presente, olvidan el pasado y no se preocupan del futuro, una filosofía muy interesante por cierto.
Emociones básicas + concepto de grupo abierto + falta de temporalidad.
Ahora que sabes estas tres cosas de los perros, puedes entender que cuando tu mascota te observa salir por la puerta de casa no sabe si volverás, ya que puedes haber decidido dejar la manada libremente.
Sin embargo, esa libertad de la que tu gozas no le está permitida a tu perro quien no podrá elegir libremente entre acompañarte uniéndose a tu nuevo grupo, permanecer o iniciar uno propio.
En su situación, tu perro sólo puede permanecer en casa asqueado por su falta de libertad y triste por tu ausencia. Así mismo, al no tener concepto del paso del tiempo, tampoco será capaz de calcular si estas fuera días o minutos y por eso se vuelve loco cuando regresas a su manada.
Pero si no puede calcular el tiempo, ¿por qué se pone más contento cuanto mayor es mi ausencia?
Efectivamente, no saben calcular cuánto tiempo te has ido, pero tu si sabes qué ocurre cuando un perro permanece mucho tiempo sólo, aburrido y sin actividad.
Por eso si te marchas dos días de casa mientras tu familia permanece en el domicilio, tu perro se alegrará de verte mucho. En cambio, si es toda la familia la que se marcha dejándolo solo dos días, privado de estímulos y aburrido, enloquecerá a vuestro regreso.
Piensa que tu regreso a casa, no sólo le proporciona alegría, sino también otras motivaciones, como afecto, comida, actividad física, diversión y la más importante de todas: compañía, algo indispensable para un animal social que siempre está acompañado en su forma natural.
El recibimiento.
Podemos decir que el cálido recibimiento de tu mascota no sólo es alegría manifiesta, sino que también tiene una intencionalidad.
Se ha observado que los perros salvajes reciben con lametones en la cara a los miembros que regresan a la manada. Estos lametones son una señal de afecto que permite estrechar lazos, pero también son una manera de extraer información sobre el lugar en el que has estado, las personas que estuvieron contigo, la comida, etc.
Es por ello que tu perro tiene la necesidad de lamerte cuando te saluda, saltando lo máximo posible para alcanzar tu cara. Además, su inteligencia les hace saber que nos desplazamos con las piernas y descansamos sobre ellas, y que manipulamos las cosas con nuestras manos, por lo que no será raro que después de saltar, comience a oler tus piernas y chupar tus dedos.
Como ves, la felicidad de tu perro tiene un motivo y ahora que sabes todo esto, seguro que entiendes que está justificada. Por ello, deja que disfrute del ritual, que salte, gima y ruede, tú aprovecha para impregnarte de esa sensación pues lo cierto es que alguien te ha echado de menos con todas sus fuerzas más que nadie en el mundo.