Está comprobado, el orégano silvestre es la hierba con más propiedades curativas en la Tierra. Sus agente actúan directamente en el sistema inmunológico, previniendo muchas enfermedades.
Mientras unos dudan del poder de la medicina natural, otros son fieles a sus bondades, incluso aquellos que se alejan totalmente de la medicina alópata pueden dar fe del poder y la eficacia de los remedios herbales.
Día a día se ofrecen en el mercado miles de productos, en distintas presentaciones, que prometen ser la cura para tal o cual enfermedad. Científicamente está comprobada la efectividad de distintas hierbas y de un sinfín de productos que nos ofrece la naturaleza. Cuando de hierbas se trata, el orégano silvestre es “el rey”. Su nombre, cuyo significado es “alegría de las montañas”, deriva del griego.
El orégano es un miembro de la familia de la menta; cabe mencionar que el orégano silvestre no es el mismo que el que encontramos comúnmente en los supermercados y tiendas; el silvestre crece principalmente en regiones cercanas al mediterráneo y en Norteamérica.
El aceite de orégano silvestre es el que posee más propiedades del planeta: antibacteriano, antiviral, antimicótico, antiparasitario, antialérgico, antibiótico, antioxidante, entre otros.
¿Qué químicos lo hacen ser el aceite más potente del mundo?
El ingrediente activo: carvacrol, cuando analizado en un laboratorio, ha resultado ser uno de los antisépticos más potentes. Aún en cantidades muy pequeñas, rápidamente elimina una gran variedad de patógenos como bacterias, hongos, parásitos y virus.
Una gran ventaja del aceite de orégano es que dichos patógenos no pueden crear inmunidad como sucede con medicamentos farmacéuticos, además de eliminar posibles efectos secundarios y la posibilidad de crear mutaciones virulentas en bacterias y hongos.
Los fenoles actúan como antisépticos y antioxidantes; los terpenos como antivirales; el linalool también como antiviral y los ésteres como fungicidas.
El aceite de orégano es eficaz como coadyuvante en el tratamiento para el acné, estreñimiento, caspa, diarrea, trastornos digestivos, úlceras bucales, los resfriados, gripe, entre otras.