La heroína del show británico televisivo «Supernanny» cuenta con una gran audiencia de padres de diferentes países. La licenciada en psicología, Jo Frost, les enseña a los adultos cómo deben responder a los caprichos de los niños y crear un ambiente saludable en familia.
Gracias al cual, los pequeños crecerán felices. La técnica de Jo puede reducirse en 10 principios básicos que mencionamos a continuacion. Lee y ármate de ellos para aplicarlos en tu día a día.
1. Alabanza y Premio
Los niños siempre deben saber que los adultos están felices con ellos. Puedes premiar al pequeño, no sólo con juguetes, sino también con palabras sencillas como «bien hecho», «qué bueno eres» o «estoy orgullosa de ti». Las sensaciones táctiles son muy importantes para él, así que abrázalo tanto como sea posible.
Funciona bien un sistema en el que se recompensa al pequeño con estrellas u otras marcas de distinción por los logros. Premios como, por ejemplo, los que están colgados en el refrigerador o en un lugar visible que permita que el niño los vea a menudo, ya que sirven de gran motivación para comportarse mejor.
2. Coherencia
El niño debe saber que la palabra «no» es una ley no negociable. Por lo tanto, las restricciones establecidas para los niños, deben cumplirse por todos los miembros de la familia y las personas que interactúan con ellos.
Si a tu hijo le está prohibido beber gaseosa, ver la televisión antes de ir a la cama o usar los aparatos electrónicos de mamá y papá, infórmales a todos aquellos que cuidan del niño para pedirles que hagan cumplir estas normas.
3. Horario Estricto
El niño se siente más seguro cuando determinados acontencimientos pasan por una rutina previamente establecida. Por lo tanto, los adultos deben formar y mantener un horario habitual para los niños, gracias al cual, el pequeño sabrá el momento en el que tiene que lidiar con una u otra cosa. Este método ayuda a hacer frente a un problema tan común como la falta de voluntad del niño para conciliar el sueño o despertarse a tiempo.
4. Límites
Muchos padres consideran que el niño, por sí solo, debe saber y entender qué puede hacer y qué no. Pero no es cierto, ya que el miembro más pequeño de la familia no tiene la experiencia o el conocimiento suficiente para determinar de forma independiente lo que es bueno y malo para él.
Por lo tanto, los adultos deben ayudar al pequeño en este reto y explicar incluso aquello que es demasiado obvio, desde su punto de vista, como por ejemplo que no se debe golpear, insultar o hacer daño a los seres vivos…
5. Disciplina
El establecimiento de un conjunto de normas rara vez se completa sin un castigo disciplinario. Si el niño ha violado las reglas que han sido impuestas por los padres, deberá saber cuáles son las consecuencias.
Dependiendo de la magnitud del incumplimiento, las sanciones pueden ser diferentes, desde una voz severa, hasta prohibirle salir o retirarle su juguete favorito. En estos casos, los padres deben entender que el castigo es una acción, no una amenaza. Por lo tanto, si el niño tiene la culpa, es necesario actuar con entereza y proceder a sancionar los hechos.
6. Advertencias
La advertencia permite al niño cambiar su decisión o un comportamiento, si es incorrecto. Se puede advertir al niño de dos maneras: por las buenas, o bien de forma estricta.
Por las buenas incluye frases como «date prisa, ya salimos y todavía no estás vestido», «la cena es dentro de 30 minutos, es hora de recoger los juguetes».
También existen advertencias estrictas que se deben utilizar en los casos en que un niño se comporta mal.
Si el niño hace travesuras, primero debes hacerle una observación y si la situación no se ha corregido, una severa advertencia. Por ejemplo, «si no dejas de comportarte así de inmediato, serás castigado». Si después de eso, el comportamiento infantil no se corrige, sólo entonces, hay que aplicar el castigo.
7. Lo Obvio y no Tanto
El niño no nace con la comprensión de qué es bueno y malo. Por lo tanto, los padres deben explicarle, en términos sencillos, estas simples verdades. Lo mejor es apuntarlas en un cartel, que esté a la altura de los ojos del niño. Sobre el papel puede reflejarse que los niños educados siempre mantienen limpia su habitación, ayudan a los ancianos y no discuten con los padres.
8. Autocontrol
Por muy mal que se comporte el niño siempre debes mantener la calma. No debes gritar, ni perder la cordura, tienes que hablar con calma y de manera estricta. Manteniendo el autocontrol, le explicarás mucho mejor al niño que debido a que incumplió las reglas será castigado y será así cada vez que se comporte de esa manera.
9. Responsabilidad
El niño, desde una edad temprana, debe tener tareas domésticas que habrá que ir complicando a medida que crezca. Aunque no le debes adjudicar tareas que, desde un principio, el pequeño no podrá concluir con éxito.
Un niño de cinco años no sabe aún reparar un juguete roto, pero perfectamente logrará ayudarte a limpiar el polvo de los muebles. Siempre debes animar a tu hijo cuando te ayuda en casa y elógialo siempre después de que termine el trabajo.
10. Derecho al descanso
Todos necesitamos descansar, incluidos los miembros más pequeños de tu familia. Trata de evitar que el niño tenga una agenda demasiado apretada porque un exceso de actividades extraescolares puede hacerlo infeliz. El niño debe tener tiempo en el que pueda hacer lo que quiera.